Con los ojos bien cerrados. (Un curioso caso de retifismo) Por Alfredo Mambié


Vi su figura de perfil y cerré los ojos. Katy aguardaba con ansias llegar a casa, desnudarse por completo y librarse de toda aquella pegajosa y asfixiante rutina laboral. La traía consigo, ceñida y palpable en su uniforme, irremediablemente adherida en la tela impoluta, en el talle femenino, en cada pliegue de su ajustada camisa blanca, aferrada a cada puño color verde manzana que remataban sus finas muñecas y que combinaban en color, con el logotipo bordado justo sobre su prominente busto izquierdo. 

La vi de frente y bajé la mirada. El marcado sostén de media copa, permitía intuir que esos senos pedían a gritos ser liberados con urgencia. Los diminutos botones entre los pliegues de la tela, estaban tan tensos e indefensos, como humildes aldeanos al ser invadidos por furiosos vikingos, los ojales eran endebles muros de contención, la leve transparencia de la tela, acentuada por la fuerte luz de neón, permitía aseverarlo. Katy se mantenía atenta a descender cuanto antes del tren en su estación de destino. Calzaba zapatos deportivos y jeans. Justo ahí, en ese instante, fue que mi retifismo se desbordó. La imaginé salir de la ducha, plantada y segura, decidida a quedar enfundada toda en una oscura y brillante braga de látex negro, con botas hasta las rodillas con estilizados tacones altos. Sus cabellos quedaron resguardados por una capucha con un par de discretas orejas sobresaliendo del mismo material, con sendos lentes ojos de gato, de cristales rojos en su frente, tal cual la indumentaria que usaría el personaje Gatúbela, luciendo una gran argolla de metal justo al final de su sensual escote.

La vi marcharse y me dejé llevar. Su caminar felino y flexible lo acentuaba aquella indumentaria tan sugerente. Había llegado al tope, al visualizarla salir esa noche, decidida y valiente por la ventana de su habitación, y recorrer velozmente los tejados entre fantásticos saltos acrobáticos, con la ayuda de un látigo movido con una agilidad inaudita, desplazándose por los recovecos de una ciudad ficticia y perversa, God´s Damn, mejor conocida como ciudad gótica. ¿Sería posible tropezarme con ella?... Sólo siendo lo suficientemente apto para retarla, buscarle pelea, seducirla, podría dejar salir yo también mi lado animal y salvaje. Al ser todo producto de mi imaginación ¿quién sabe? De llegar a encontrármela vestida así, es muy probable. La rutina laboral es un enemigo atroz. 





¿Qué es el retifismo?

El retifismo es una parafilia* caracterizada por la atracción fetichista hacia los zapatos, sean del tipo que sean. Las personas que padecen este patrón de comportamiento sexual, entre otras cosas, disfrutan acariciando, oliendo, besando o lamiendo el calzado de los demás o sintiendo los zapatos encima de ellos mismos, ya que se asocia el pie y el zapato con los genitales, normalmente femeninos. Esta parafilia se da más en hombres que en mujeres.

El término tiene su origen en el apellido del escritor francés Nicolás Edme Restif de la Bretonne del Siglo XVIII, quien fue una de las primeras personas en describir los síntomas de esta inclinación de índole sexual y quien da nombre a esta parafilia. El retifismo se considera, por tanto, un epónimo (nombre de una persona o lugar que da nombre a un concepto u objeto).

A pesar de que pueda resultarnos más o menos extraña, la atracción sexual por los zapatos es bastante frecuente e incluso pueden encontrarse subparafilias dentro de la misma. Así, la atracción hacia los zapatos de tacón alto se denomina “altocalcifilia”.


(*) Una parafilia (del griego παρά, pará: 'al margen de', y φιλία, filía: 'amor') es un patrón de comportamiento sexual en el que la fuente predominante de placer se encuentra en objetos, situaciones, actividades o individuos atípicos. ... Desde esa fecha en adelante se denominan «parafilias».

Información adicional:
https://www.muyinteresante.es/curiosidades/preguntas-respuestas/que-es-el-fetichismo-de-latex-271486976891

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